Parece mentira pero ha pasado ya un año desde que nos dijeron “quedaos en casa porque ≪este bicho» afecta a China y que apenas iba a afectar a nuestro país, ha llegado”. Mejor dicho, ya estaba entre nosotros y por desgracia aún sigue cobrándose enfermos y vidas.
Desde aquel mes de marzo todo ha cambiado, las fiestas, las celebraciones, las relaciones sociales, todo. Nos hemos distanciado en general, todo por el miedo o por proteger a los demás de este virus.
Todo el mundo coincide en que la gestión política de la pandemia a cualquier escala ha sido más que mejorable. De hecho, todavía siguen cometiéndose errores básicos que pueden costarnos muy caro. Aunque siempre hay quien piensa que poco más se puede hacer porque estamos vendidos. Pero no vamos a incidir más en esto. Cuando esto pase, qué pasará, ya tendremos tiempo de analizar y buscar responsabilidades.
Como comentamos, ha pasado un año y aunque estamos mejor desde el punto de vista que sabemos a qué nos enfrentamos y tenemos algunas armas más como las vacunas, ya nada es como antes.
Tres son las fechas más reseñables que nos marca este mes y que no podrán disfrutarse como lo habíamos hecho hasta el momento, empezando por el 8 de Marzo, Día de la Mujer. Un día histórico y de reivindicación por una lucha transversal en todos los ámbitos de la vida de la mujer contra la discriminación de género.
Queremos rendir nuestro homenaje a todas las mujeres monoveras, en especial a las aparadoras. Madres, esposas, hijas, que en la mayoría de ocasiones sacan adelante a familias enteras en condiciones precarias y que el año pasado se pusieron manos a la obra de forma totalmente desinteresada para coser mascarillas para los/as monoveros/as. Gracias!
Otra fecha especial es el Día del Padre, por segundo año no podremos juntarnos como cada 19 de marzo para celebrar junto a nuestros padres y demás familia. Esperemos que pronto podamos volver a hacer y comer buñuelos en una mesa en la que se reúnan varias generaciones.
Y por último, el 28 de marzo, Domingo de Ramos. Pistoletazo de salida a una Semana Santa declarada de interés turístico provincial, pero que al igual que en el 2020, todos los cofrades nos quedaremos con las ganas de que nuestras imágenes vuelvan a recorrer las calles de Monóvar.
Nadie sabe qué pasará mañana, si esto durará más o menos o si las vacunas una vez más nos harán que superemos esta pandemia que tanto daño nos ha hecho en todos los sentidos. Pero lo que sí es seguro, es que pasará, seguro. Esto será un mal recuerdo que nos ha enseñado, pagando un precio muy alto, lo importante de la vida.
Volveremos a las calles a pasear, a hablar, reír, reivindicar, jugar y mostrar que tenemos una de las mejores Semana Santa de la provincia de Alicante.
Pero sobre todo, volveremos a compartir grandes momentos y celebraciones con los nuestros, llenos de abrazos y besos que nos indicarán que todo ha pasado y que definitivamente estamos en la normalidad.