Recientemente la revista de la Asociación de Estudios Monoveros, publicaba un artículo titulado “Adéu patrimoni, adéu”. En éste, un colaborador de la tierra preocupado como muchos por las pérdidas del pasado, hacía un recorrido por cada uno de los edificios y lugares de Monóvar, resaltando sus características específicas que los identificaban.
Repasando estos lugares, es normal entristecerse al darte cuenta de que el pasado está repleto de acciones que han supuesto la desaparición de lugares emblemáticos de nuestra ciudad.
Pero aún hay esperanza, aún estamos a tiempo de evitar que lo que queda en pie no esté condenado a su desaparición. Debemos de preocuparnos por todo aquello que perdura y que tristemente lo hace con relativa incertidumbre, ya que quizá en un futuro no muy lejano podrían ser pasto del olvido y de la consciente dejadez de los que tienen en sus manos la capacidad para protegerlo.
Sin embargo, somos conscientes de una cosa que es segura y que está ocurriendo: del olvido e indiferencia total por parte del Ayuntamiento actual. Éste no debería repetir los errores que otros cometieron en el pasado, su labor es velar para que se mantenga en el futuro y evitar que desaparezca y solo quede el recuerdo de su existencia en una foto antigua.
Lamentablemente, estos lugares que aún quedan en pie están en manos de aquellos que sólo buscan transformarlos en medio de pago para saldar una deuda insalvable a corto plazo, como el campo de fútbol de Las Moreras u otros edificios, emplazamientos, etc. de nuestra ciudad.
Nuestro auténtico campo de fútbol resiste el paso del tiempo poniendo de su parte para no ser condenado a una desaparición segura. Se mantiene en pie sin decaer consiguiendo así no ser derribo de la dejadez de TODOS, ya sea realizando funciones auxiliares para ferias, eventos festivos, encuentros varios, e incluso alojamiento de feriantes. Incomprensible.
Pero nuestro campo de fútbol teme lo peor, cualquier día un grupo de inversionistas con ansia de enriquecerse se fijarán en él y lo harán desaparecer apoyados por un Ayuntamiento necesitado de dinero y sobrado de todo lo demás. Y nosotros, los monoveros, presenciaremos silenciosamente, una vez más, la caída de un espacio que ha dado satisfacciones y buenos momentos a nuestra ciudad y a nuestras gentes.
Desde Veïns hacemos una llamada para que no miremos hacia otro lado, para que conservemos y demos una nueva vida a nuestros lugares emblemáticos, para que de nuevo sean puntos de encuentro para jóvenes y mayores.
Aún estamos a tiempo de reestructurar el uso de estos espacios evitar que algún día leamos en una de nuestras publicaciones locales: “una vez hubo en Monóvar un campo de fútbol, el de Las Moreras” y lo recordaremos con nostalgia, lamentando haber perdido otro patrimonio más de nuestra ciudad.